22/06/16

Cómo Pasar de la Pobreza a la Riqueza

Cómo Pasar de la Pobreza a la Riqueza
Cada uno de nosotros tenemos el poder de pasar de la pobreza a la riqueza o, mejor aún, a la abundancia, sin necesidad de aprender magia ni recurrir a hechiceros. Tan solo necesitamos un cambio de actitud.

En este artículo, os propongo como podéis llegar a conseguirlo, de una manera relativamente sencilla y sintiéndoos protagonistas de vuestra vida.


Para comenzar este proceso de transformación personal, voy a definir el término Ventaja Comparativa:

Una ventaja comparativa es aquella condición favorable con la que una persona o territorio cuenta.

En muchas ocasiones, justificamos la causa de nuestro estado emocional a mitos o falsas creencias, que bajo el formato de excusa nos sirven de justificación personal o engañabobos.

Uno de los principales puntos que diferencia la pobreza de la riqueza es la Disciplina, que establece el orden en como producir más y mejor, apoyándose en la Cooperación y el trabajo en equipo, con otras personas.

La disciplina, tarde o temprano, vencerá a la inteligencia. La falta de disciplina nos lleva a perder el control de nuestro propio tiempo y, por lo tanto, de nuestra vida. Esto nos lleva a culpabilizar y a vivir a expensas de los demás, a perder la capacidad de trabajar en equipo y, por tanto, a renunciar a optimizar y multiplicar nuestros recursos naturales.

Si no hay disciplina es fácil que la pobreza non alcance.

El secreto de la productividad está en la intensidad con la que se trabaja, es decir no es necesario trabajar muchas horas, si no que esas horas se trabaje eficazmente.

Debemos aportar valor, saber valorar y hacer valorar el producto de nuestro trabajo y el de las demás personas, para participar de una mayor escala en la productividad, lo cual nos aporta beneficios añadidos.

Si no se trabaja con productividad e innovación es fácil que la pobreza nos alcance.

Para alcanzar el éxito hay que trabajar durante mucho tiempo. El éxito, como los buenos guisos, requiere cocinarse a fuego lento, constante y sin prisas.

Es más rentable trabajar para tener tranquilidad y bienestar emocional, que para generar riqueza material, pues si trabajamos para conseguir la primera, la segunda, llegará, algo que no sucede si lo pretendemos conseguir al revés.

Debemos trabajar con una mentalidad a lo grande, que vaya más allá de limitaciones y dificultades, sin olvidarnos de ellas, pues de este modo, las podremos afrontar y superar cuando lleguen.

La riqueza más importante somos las personas. Por ello, para mejorar la calidad de vida es importante invertir en formación y bienestar.

El individualismo genera desconfianza y pobreza, mientras que el pensamiento colectivo como sociedad genera confianza y por lo tanto, riqueza.

Para fomentar esta serie de cambios, considero necesario trabajar en una educación basada en el desarrollo personal y social del individuo, con exigencia y disciplina, pues de este modo, se fomenta la equidad, que es la oportunidad que tenemos todos los seres humanos para desarrollarnos, garantizando la movilidad social, capacidad para optimizar todos y cada uno de los recursos a nuestro alcance, para mejorar nuestras condiciones de vida.

Tanto la pobreza, como la riqueza son una cuestión de actitud y de mentalidad. En nuestra mano está ese cambio de actitud y de mentalidad.

Os invito a ver este vídeo, pues os puede ayudar a entender estos conceptos:




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