Esta semana he podido vivir un interesantísimo proceso de cambio y crecimiento personal, gracias a herramientas de Coaching y de Programación Neurolingüística, PNL, que además me ha dado la oportunidad para darme cuenta de muchas situaciones que me permiten, en primer lugar ser quien soy y en segundo lugar, empezar a introducir cambios, para ser quien quiero ser.
En el viaje en el tiempo que he realizado esta semana, en un primer momento aparecía una gallina. En muchas ocasiones vinculamos a las gallinas con la falta de valor y con la cobardía.
Como me gustan las metáforas, jugué a hacer de este animal, un ave valiente y muy apreciada. En la gastronomía, por ejemplo la gallina es muy valorada por los huevos que pone y por el sabor que da a los caldos.
Imaginé el sabor que tienen los huevos de corral y el rico caldo de gallina. Por suerte, soy de Aragón y he podido disfrutar de la vida de pueblo y ver animales vivos y disfrutar del sabor auténtico de los alimentos, desde que era niño.
¿Y cuándo era niño, a cuántas gallinas “conocía”?
Esta pregunta, me hizo reflexionar en mi proceso y me di cuenta de que “conocía a cuatro gallinas”:
La Gallina Caponata
La Gallina Turuleca
La Gallina Coco – Ua ua
La Gallina Marcelina
Todas estas gallinas de infancia, de repente me di cuenta de que eran “Gallinas Valientes”.
¿Qué hacía cada una de estas gallinas para ser valiente?
La Gallina Caponata, para los que no lo recordéis, fue la antecesora de "Espinete" en “Barrio Sésamo” , en la España de la Transición de finales de los 70, y el programa siempre empezaba con el saludo en Galego, Castellano y Catalán, en una España en que las autonomías no estaban todavía muy bien vistas. Una gallina valiente. Os invito a recordar como empezaba ese Barrio Sésamo:
Mi segunda gallina de infancia, fue la Gallina Turuleca, la de los "Payasos de la Tele", (por cierto, apellidados “Aragón”). Esta gallina, era valiente, para vivir muerta de hambre, encerrada en un piso de ciudad y aun así siempre que sonaba la canción, ella ponia hasta 10 huevos, que para la familia Aragón es como si fueran de oro.
Mi tercera gallina de infancia fue la Gallina Coco – Uaua. Esta gallina fue para mí, mi canción favorita, hasta la agonía y la saciedad de mis padres, familiares y de los aparatos de reproducción de casete de aquella época, que muchas veces enganchaban aquella cinta, como señal de protesta y había que arreglar y rebobinar manualmente el casete, para poderlo escuchar de nuevo. Por cierto, todavía lo conservo.
Aunque a mí me encantaba esta canción, la historia de la Gallina Coco-Uaua de, Enrique y Ana, es realmente triste. Una gallina en un corral que se ha quedado sola, llorando en un rincón sin su madre que la abandonado y que poco a poco gana confianza, para ser ella misma y salir adelante. Una gallina muy valiente y una canción infantil, que hoy no pasaría los controles ni de los protectores de animales ni de los censores de la programación infantil, aunque invita a los niños a ser fuertes y valientes:
La cuarta gallina de mi infancia es la Gallina Marcelina, un cuento que me han contado infinidad de veces de pequeño, y que he localizado en YouTube, lo cual me ha ayudado esta semana en mi proceso de cambio.
Esta gallina es perseverante y trabajadora, a pesar de los vecinos que tiene. Ella les invita a participar, gentilmente, en su proceso hacia el éxito, y éstos le dan largas, aunque cuando está a punto de saborear el éxito de su trabajo, sus vecinos se quieren apuntar méritos y logros.
Como le sucede a esta última gallina valiente, yo también me he encontrado con muchos compañeros de viaje, últimamente, en el papel de “Don Caifás” y de “la gatita Micifú”, lo cual les agradezco, pues me permite representar el papel de la “Gallina Marcelina”.
Tras este proceso he decidido ser un gallina y echarle todavía más huevos a la vida.
¿Y a tí qué te aportaron tus referentes de infancia?
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